CONFESIONES DE UNA ADICTA AL ARTE

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Categoría Biografías, memorias, diarios
ISBN 9788426430854
Peso 0.30
Idioma Español
Editorial Lumen
Autor Guggenheim, Peggy
Tapa Rústica
Traductor Aguirre, Daniel
Año 2024
Ciudad Barcelona
Páginas 152

Las apasionantes memorias de una mujer icónica y visionaria, la gran coleccionista que marcó la historia del arte del siglo XX.

Nacida en una acomodada familia de Nueva York, Peggy Guggenheim decidió dejar su «ordinaria» vida y se marchó a Europa en 1921 en busca de aventura. Allí sembró las semillas de su trayectoria como una de las figuras más importantes del arte moderno, que catapultó a artistas como Brancusi, Cocteau o Kandinsky e inauguró las carreras de Jackson Pollock y Robert Motherwell, entre muchos otros. Sus apasionantes memorias constituyen un retrato del mundo del arte de los años treinta en adelante, de los entresijos del coleccionismo y de la historia social y política del siglo XX, así como un divertido recorrido por la disparatada vida de esta mujer, en el que no faltan sus romances y amistades con las personalidades más destacadas de la época.

La crítica ha dicho...

«Amantes del cotilleo y el arte, dejen las revistas en la mesa del café y abran ya Confesiones de una adicta al arte. […] Una lectura entretenida como muy pocas».

José Luis G. Gómez, La Opinión de Málaga

«Un raudal de mujeres tan enérgicas, expertas y dedicadas como Peggy Guggenheim es lo que necesita el mundo del arte. [...] A medio camino entre la avispada coleccionista y la verdadera amante del arte, Guggenheim nos ofrece un interesante registro del arte de los años veinte y treinta del siglo pasado.»

Kirkus

«Estas memorias […], escritas no con ingenuidad, sino con ingenio [...] reflejan un mundo [...] perdido […]. Pero como la prosa de este libro es toda ella obra de Peggy, algo se ha salvado. Uno oye en estas líneas la voz enérgica y sin embargo pausada; ve la repentina y veloz mirada de soslayo que a menudo acompaña a sus veloces juicios; disfruta si no de su persona, al menos de su sombra sobre la página.»

Gore Vidal, prólogo