Categoría | Política |
ISBN | 9786124329500 |
Peso | 0.30 |
Idioma | Español |
Editorial | Fondo Editorial del Congreso del Perú |
Autor | Sabroso Montoya, Arturo |
Editor | Vásquez Kunze, Ricardo |
Tapa | Rústica |
Año | 2019 |
Ciudad | Lima |
Páginas | 160 |
Han transcurrido 133 años desde aquella memorable fecha en que los obreros de la ciudad de Chicago iniciaron una huelga dirigida a plasmar en los hechos la instauración de la jornada de ocho horas de trabajo. Pero este acontecimiento fue en realidad la culminación de una larga lucha iniciada en los albores de la Revolución Industrial, en la Inglaterra de la segunda parte del siglo XVIII.
El resultado de los enfrentamientos del 1 de mayo de 1886 en Chicago fue la persecución de miles de manifestantes y el encarcelamiento de los principales líderes, algunos de los que finalmente, tras un vergonzante juicio, fueron condenados a la horca y ejecutados.
Desde entonces, conmovidos los cimientos de la justicia laboral, la jornada de ocho horas fue adoptándose paulatinamente —no sin la férrea resistencia de los sectores más conservadores de la clase empresarial— en la casi totalidad de los países de la comunidad internacional. Así lo hicieron sucesivamente, por ejemplo, Francia, Australia, España y muchos países de América del Sur.
Y el Perú, por supuesto, no podía ser la excepción. La crisis se inició el 13 de enero de 1919, con la convocatoria a un paro general que luego escaló con enfrentamientos entre los huelguistas y la policía. El 14 del mismo mes, nuevos gremios se plegaron a la paralización, con lo que la situación devino en caótica. Finalmente, ante la crisis política generada, el 15 de enero, el Gobierno del presidente José Pardo estableció la jornada de ocho horas para los trabajadores.
El Fondo Editorial del Congreso del Perú, con ocasión de conmemorar los cien años del reconocimiento de la jornada laboral de ocho horas en el Perú, ha decidido reeditar y publicar la presente obra de Arturo Sabroso Montoya, sobre todo considerando el papel protagónico que le cupo desempeñar en lo que constituye un hito en la historia de la conquista de los derechos sociales en nuestro país.
Ciertamente los tiempos actuales, teñidos de globalización, nos plantean nuevos retos. Ya no está en cuestión —al menos en teoría— el cumplimiento de la jornada de ocho horas. Ahora enfrentamos problemas como los de la contaminación ambiental, la responsabilidad social de las grandes empresas dedicadas a las actividades extractivas y la exclusión de grandes masas humanas de los procesos de distribución de la riqueza.
Tal vez quienes participaron en la lucha por las ocho horas nunca imaginaron la estela luminosa que su sacrificio habría de marcar para las generaciones venideras. Recordarlos con el fin de renovar nuestra fe en la capacidad humana para resolver nuestras dificultades más apremiantes es uno de los objetivos de la publicación de esta obra.