Escritas entre 1907 y 1911, en una época en que el propio Baroja consideraba que «estaba en el máximo de energía intelectual», las novelas La dama errante, La ciudad de la niebla y El árbol de la ciencia reflejan en gran medida la concepción del mundo y del hombre que tenía su autor. Ofrecen, en ese sentido, una e